jueves, 11 de octubre de 2012

Desarrollo Positivo en Adolescentes...

A pesar del predominio del modelo centrado en el déficit, en los últimos años ha surgido un nuevo modelo centrado en el desarrollo positivo y en la competencia de los adolescentes. De acuerdo con este enfoque, una adolescencia saludable y ajustada y una adecuada transición a la adultez requieren de algo más que la evitación de algunos comportamientos como la violencia, el consumo de drogas o las prácticas sexuales de riesgo. Así, el modelo adopta una perspectiva centrada en el bienestar, pone un énfasis especial en la existencia de condiciones saludables y expande el concepto de salud para incluir las habilidades, conductas y competencias necesarias para tener éxito en la vida social, académica y profesional.
Este enfoque emplea un nuevo vocabulario, con conceptos como desarrollo adolescente positivo, bienestar psicológico, participación cívica, florecimiento, iniciativa personal o recursos o activos para el desarrollo. Estos conceptos comparten la idea de que todo adolescente tiene el potencial para un desarrollo exitoso y saludable.
     Este modelo se sitúa en la línea de los modelos sistémicos evolutivos actuales que asumen el principio de que las relaciones entre el sujeto y su contexto constituyen la base de la conducta y el desarrollo personal: el desarrollo humano no está predeterminado, y es probabilística y relativamente plástico pues siempre hay posibilidad y potencialidad para el cambio. Desde este enfoque del desarrollo, la conducta individual y social no puede reducirse a influencias genéticas y se enfatiza que la potencialidad para el cambio en la conducta es una consecuencia de las interacciones entre el individuo en desarrollo, con sus características biológicas y psicológicas, y su familia, su comunidad y la cultura en que está inmerso. Por lo tanto, debemos mostrarnos optimistas acerca de la posibilidad de intervenir, no sólo de cara a la prevención de conductas problemáticas, sino también para la promoción de conductas positivas.
Podemos afirmar que un adolescente tiene un desarrollo positivo, si está implicado en una serie de relaciones saludables con su contexto. Lo importante es encontrar fórmulas que permitan crear un ajuste óptimo entre el sujeto y su entorno, a través de políticas públicas y de programas comunitarios. Como tendremos ocasión de comentar más adelante, este último aspecto es fundamental, y nos remite al concepto de recursos o activos para el desarrollo.
 Aunque el modelo del desarrollo positivo podría considerarse como opuesto al modelo del déficit, en realidad se trata de modelos complementarios, ya que reducir y prevenir los déficits y problemas de conducta y promover el desarrollo y la competencia son caminos paralelos.
En cuanto a las características del modelo del desarrollo positivo adolescente destacamos las siguientes...
Este enfoque considera a jóvenes y adolescentes como recursos a desarrollar más que como problemas a solucionar.
Enfatiza las potencialidades más que las supuestas carencias de los adolescentes, incluso de los más desfavorecidos y vulnerables.
Parte de una visión del adolescente como un individuo deseoso de explorar el mundo, que va ganando en competencias y que adquiere la capacidad para hacer su contribución al mundo en el que vive.
Persigue el objetivo de comprender, educar e implicar a los adolescentes en actividades productivas y significativas, en lugar de ocuparse de corregir, curar o tratar sus conductas problema.
Considera que la ausencia de problemas no garantiza un desarrollo saludable  y una preparación para la adultez.
El desarrollo de la competencia del sujeto es factor de protección que hace al adolescente más resistente y previene el surgimiento de problemas de ajuste psicológico y comportamental.
Los estudios llevados a cabo por el Search Institute (Scales, Benson, Leffert & Blith, 2000) muestran cómo aquellos adolescentes que gozan de una mayor número de recursos o activos presentan un desarrollo más saludable y positivo.  Este desarrollo positivo se pone de manifiesto en algunos indicadores de “florecimiento” como el éxito escolar, las conductas prosociales, el interés por conocer personas de otras culturas, el cuidado del cuerpo y la salud, la evitación de los riesgos, la demora de las gratificaciones o la superación de adversidad. Cuando estos activos no están presentes será menos probable ese desarrollo positivo y serán más frecuentes conductas problemáticas tales como el consumo de sustancias, las conductas sexuales de riesgo, los trastornos depresivos y las tendencias suicidas, los comportamientos antisociales y violentos y los problemas escolares.
 
 
Felices!!
 
 
 
 

1 comentario:

  1. Si es que con lo que dices de que el adolescente debe ser considerado como algo a desarrollar y no como un problema a solucionar está todo dicho. Luego está la poca inversión pública, que dificulta cualquier puesta en práctica de nuevos modelos educativos.

    Gracias por tu post.
    Por cierto, te sigo en las redes pero no te había incluído como link en nuestro blog http://biodescodificacionoriginal.blogspot.com.es/
    ¡Lo hago ahora mismo!

    ¡Gracias!

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