A pesar del predominio del modelo centrado en el déficit, en los últimos
años ha surgido un nuevo modelo centrado en el desarrollo positivo y en la
competencia de los adolescentes. De acuerdo con este enfoque, una adolescencia
saludable y ajustada y una adecuada transición a la adultez requieren de algo
más que la evitación de algunos comportamientos como la violencia, el consumo
de drogas o las prácticas sexuales de riesgo. Así, el modelo adopta una
perspectiva centrada en el bienestar, pone un énfasis especial en la existencia
de condiciones saludables y expande el concepto de salud para incluir las
habilidades, conductas y competencias necesarias para tener éxito en la vida
social, académica y profesional.
Este enfoque emplea un nuevo vocabulario, con conceptos como desarrollo
adolescente positivo, bienestar psicológico, participación cívica,
florecimiento, iniciativa personal o recursos o activos para el desarrollo.
Estos conceptos comparten la idea de que todo adolescente tiene el potencial
para un desarrollo exitoso y saludable.
Podemos afirmar que un adolescente tiene un
desarrollo positivo, si está implicado en una serie de relaciones saludables
con su contexto. Lo importante es encontrar fórmulas que permitan crear un
ajuste óptimo entre el sujeto y su entorno, a través de políticas públicas y de
programas comunitarios. Como tendremos ocasión de comentar más adelante, este último
aspecto es fundamental, y nos remite al concepto de recursos o activos para el
desarrollo.
En cuanto a las características del modelo del desarrollo positivo
adolescente destacamos las siguientes...
Este enfoque considera a
jóvenes y adolescentes como recursos a desarrollar más que como problemas a
solucionar.
Enfatiza las
potencialidades más que las supuestas carencias de los adolescentes, incluso de
los más desfavorecidos y vulnerables.Parte de una visión del adolescente como un individuo deseoso de explorar el mundo, que va ganando en competencias y que adquiere la capacidad para hacer su contribución al mundo en el que vive.
Persigue el objetivo de
comprender, educar e implicar a los adolescentes en actividades productivas y
significativas, en lugar de ocuparse de corregir, curar o tratar sus conductas
problema.
Considera que la ausencia de problemas no garantiza un desarrollo saludable y una preparación para la adultez.
Considera que la ausencia de problemas no garantiza un desarrollo saludable y una preparación para la adultez.
El desarrollo de la
competencia del sujeto es factor de protección que hace al adolescente más
resistente y previene el surgimiento de problemas de ajuste psicológico y
comportamental.
Los estudios llevados a cabo por el Search
Institute (Scales, Benson, Leffert & Blith, 2000) muestran cómo aquellos
adolescentes que gozan de una mayor número de recursos o activos presentan un
desarrollo más saludable y positivo.
Este desarrollo positivo se pone de manifiesto en algunos indicadores de
“florecimiento” como el éxito escolar, las conductas prosociales, el interés
por conocer personas de otras culturas, el cuidado del cuerpo y la salud, la
evitación de los riesgos, la demora de las gratificaciones o la superación de
adversidad. Cuando estos activos no están presentes será menos probable ese
desarrollo positivo y serán más frecuentes conductas problemáticas tales como
el consumo de sustancias, las conductas sexuales de riesgo, los trastornos
depresivos y las tendencias suicidas, los comportamientos antisociales y
violentos y los problemas escolares.
Felices!! |
Si es que con lo que dices de que el adolescente debe ser considerado como algo a desarrollar y no como un problema a solucionar está todo dicho. Luego está la poca inversión pública, que dificulta cualquier puesta en práctica de nuevos modelos educativos.
ResponderEliminarGracias por tu post.
Por cierto, te sigo en las redes pero no te había incluído como link en nuestro blog http://biodescodificacionoriginal.blogspot.com.es/
¡Lo hago ahora mismo!
¡Gracias!