lunes, 9 de abril de 2012

Sobre el estrés y la vida que nos toca..

El denominado estres normal, interviene en las reacciones de las personas. Sin embargo, cuando una situación crítica persiste, sobreviene el problema del estrés patológico.
El
estres o "stress", es toda demanda física o psicológica que se le haga al organismo.
En cuanto a los síntomas generales del estrés, además del estado de ansiedad, se pueden mencionar las dificultades para dormirse y concentrarse, los músculos rígidos, la sensación de no tener aire (ahogo), los problemas para sociabilizar y la irritación casi permanente.
Esto es lo que técnicamente es el estres, pero, ¿cómo perjudica nuestro día a día esta enfermedad del siglo? ¿Cómo esta afectando a la salud tanto física, como psicológica de las personas? ¿ Como podemos salir de esa espiral de autodestruccion en la que se ve envuelto los seres humanos actualmente?
Preguntas con muy difícil solución, mas aun teniendo en cuenta, que la mayor parte de las personas tienen que sobrevivir con grandes cargas de trabajo y someterse a duras situaciones diariamente.
Bajo mi punto de vista,considero que las personas estamos mas perdidas en la vida que hace unos años. Perdidas en el sentido de que habiendo superado una etapa de adoctrinamiento y sumisión de la Iglesia, estamos carentes de sentido o de dirección en nuestra vida.
Una de sus metáforas favoritas de Frankl es el vacío existencial. Si el sentido es lo que buscamos, el sin sentido es un agujero, un hueco en tu vida, y en los momentos en que lo sientes, necesitas salir corriendo a llenarlo. Frankl sugiere que uno de los signos más conspicuos de vacío existencial en nuestra sociedad es el aburrimiento. Puntualiza en cómo las personas con frecuencia, cuando al fin tienen tiempo de hacer lo que quieren, parecen no querer hacer nada; nos sumergimos en entretenimientos pasivos cada noche; la neurosis del domingo, le llama.
De manera que intentamos llenar nuestros vacíos existenciales con “cosas” que aunque producen algo de satisfacción, también esperamos que provean de una última gran satisfacción: podemos intentar llenar nuestras vidas con placer, comiendo más allá de nuestras necesidades, teniendo sexo promiscuo, dándonos “la gran vida”. O podemos llenar nuestras vidas con el trabajo, con la conformidad, con la convencionalidad. También podemos llenar nuestras vidas con ciertos “círculos viciosos” neuróticos, tales como obsesiones con gérmenes y limpieza o con una obsesión guiada por el miedo hacia un objeto fóbico. La cualidad que define a estos círculos viciosos es que, no importa lo que hagamos, nunca será suficiente.
En la actualidad, casi ni siquiera eso llegamos a tener. La mayoría de los intentos para lograr una guía dentro de la conformidad y convencionalidad se topan de frente con el hecho de que cada vez es más difícil evitar la libertad que poseemos ahora para llevar a cabo nuestros proyectos en la vida; en definitiva, encontrar nuestro propio sentido.
Para encontrar nuestro propio sentido a la vida Frankl nos presenta tres grandes acercamientos: el primero es a través de los valores experienciales, o vivenciar algo o alguien que valoramos. Aquí se podrían incluir las experiencias estéticas como ver una buena obra de arte o las maravillas naturales. Pero nuestro ejemplo más importante es el de experimentar el valor de otra persona. A través de nuestro amor, podemos inducir a nuestro amad@ a desarrollar un sentido, y así lograr nuestro propio sentido.
La segunda forma de hallar nuestro sentido es a través de valores creativos, es como “llevar a cabo un acto”. Esta sería la idea existencial tradicional de proveerse a sí mismo con sentido al llevar a cabo los propios proyectos, o mejor dicho, a comprometerse con el proyecto de su propia vida.
La tercera vía de descubrir el sentido es aquella de la que pocas personas además de Frankl suscriben: los valores actitudinales. Estos incluyen tales virtudes como la compasión, valentía y un buen sentido del humor, etc. Pero el ejemplo más famoso es el logro del sentido a través del sufrimiento.
Frank también señaló que de forma poco frecuente se les brinda la oportunidad de sufrir con valentía a las personas enfermas gravemente, y así por tanto, mantener cierto grado de dignidad. ¡Anímate!, decimos, ¡Sé optimista!. Están hechos para sentirse avergonzados de su dolor y su infelicidad.
 
Medita

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